18 de mayo de 2014


COLOMBIA UN PAIS DE DIVERSIDAD CULTURAL

Colombia se caracteriza por ser un país de regiones con marcados rasgos que se explican a partir de variaciones topográficas y que se traducen en formas distintas de relacionarse con el territorio y de expresarse culturalmente.

La cultura Colombiana es el producto  de la mezcla racial de los indígenas, de los blancos europeos, en especial llegados de España, y de los africanos traídos por los conquistadores. La consecuencia de la mezcla fue un país multiétnico con culturas y rasgos diferentes de acuerdo a cada región.  En la región Andina predomina la herencia indígena, europea y africano. La región del Pacífico se caracteriza por las culturas negras e indígenas puras. Podríamos hablar de una variedad de razas que consiguen vivir en armonía respetando las tradiciones ancestrales.
Nuestro país es un mosaico étnico que se refleja en su cultura y folklore. Las diferentes raíces indígenas, españolas y africanas han producido interesantes fusiones en todas sus expresiones artísticas.
Los colombianos tenemos nuestra propia cultura que se manifiesta en diversas costumbres y tradiciones que se reflejan en las manifestaciones folklóricas en distintos campos como la música, la danza, la comida, la literatura, la medicina, la arquitectura, las bebidas, los trajes, las leyendas, y hasta nuestras maneras de reír, llorar, tener miedo, morir, vivir y amar. Los anteriores lazos de unión nos proporcionan identidad como colombianos y nos hacen sentir que somos parte del país. Esta diversidad constituye una de nuestras principales riquezas.
El folklore de Colombia es dinámico y cambia con el tiempo, pero no damos saltos súbitos como pretenden muchos, sacrificando la tradición y la autenticidad. En éste se establecen 4 ramas que son: el literario, el musical, el coreográfico y el material o demosófico, es muy rico por la variedad de  manifestaciones de cada una de sus regiones ya que poseen características folklóricas propias. Entre las expresiones se distingue el baile o danza y la música, entre ellas tiene: bambuco, ritmo musical  y también baile de la región central del país, su origen exacto no se sabe a ciencia cierta, algunos opinan que es de procedencia arábiga, otros que sus raíces se encuentran en la música negra, es llena de paradojas y diversidad de matices, que le proporcionan un sentido criollo y una gran capacidad emocional. El Torbellino, pertenece principalmente a los departamentos de la región central del país, es un recurso musical mediante el cual se valen los cantores del pueblo para hacer picantes alusiones con la inclusión del requinto, en los departamentos cafeteros, el torbellino gana en armonía. La guabina, se ritmo musical corresponde a la región Andina, pero alcanza máxima expresión en los departamentos de Tolima, Santander y Boyacá, el ritmo parece ser uno solo, pero el fraseo musical varía completamente la armonía, su canto acompaña a los campesinos en la colección de cosechas. El pasillo, es ritmo del altiplano que permite una expresión muy rítmica por sus compases  y romántica en el clamor de su letra, tiene variaciones en la cadencia y el ritmo, puede ser una súplica, generalmente de amor, y una tinada alegre y fiestera. El Bunde, armonía musical perteneciente exclusivamente al departamento de Tolima, es una combinación de ritmos, que recibe compases de bambucos, valses, pasillos que concatenadamente constituyen armoniosamente un pasaje. La Cumbia, uno de los ritmos más internacionales de Colombia, parece ser que su origen sea africano, como baile representa uno de los ritmos más cadenciosos, como música constituye un hermoso lenguaje armónico, tiene su asiento principal en la costa norte colombiana.. El Vallenato, representación netamente musical, su interpretación muestra 4 variantes, paseo, merengue, son y puya, las cuales son vertidas musicalmente a través de su instrumento básico: el acordeón, se cultiva en la costa Atlántica, principalmente en los departamentos de Cesar y la Guajira. El mapalé, un ritmo cadencioso y violento en sus movimientos, la música es interpretada con pocos instrumentos de los que prevalecen los de percusión: la danza es casi un ritual erótico que simboliza el extrañamiento por la tierra dejada, es muestra del folklore de la costa Pacífica. El joropo, representación de la música llanera, la cual es compartida con Venezuela, su origen no está determinado; se interpreta con tres instrumentos básicos: arpa, capachos y cuatro, musicalmente es una tinada que busca expresar los sentimientos del llanero a su tierra, a la cual manifiesta sentido de pertenencia, el baile reproduce ese sentimiento en movimientos armónicos especialmente realizados con los pies.




El arte en el periodo precolombino es rico en expresiones artísticas, contribuye un proceso colectivo en cada cultura. La estética en cada caso depende de los valores inmersos al interior de las tribus, de los medios utilizados, la técnica y las habilidades propias. No se caracterizó por grandes construcciones, ni por un arte público, sino más bien por las manifestaciones orfebres pequeñas y las relaciones míticas, prevaleciendo las construcciones geométricas. La relación entre arte y religión aparece como natural, buscando que el concepto por representar se plasme fielmente en la figura representada.
Por ejemplo la cultura de San Agustín utilizó de manera eficaz la piedra como medio de expresión tanto cultural como artística, caracterizándose su estatuaria por la simetría, figurad monolíticas que alcanzan 5 m de altura, algunas presentan rasgos de ferocidad y otras de dulzura. La cerámica san agustiniana prevalece en forma, desechando la línea.
El periodo colonial se caracterizó en el arte por  el predominio de talleres, los cuales pertenecían a familias, gremios o grupos de amigos, que conservaban el conocimiento como propio, fuera del cual no era difundido, el arte tuvo un carácter particular basado en pautas coloniales que lo convirtió en un folklorismo denominado costumbrismo. con  la instalación del virreinato de la Nueva Granada en 1717, se dio inicio en el arte a la etapa del retratismo. El principal pintor de la colonia fue Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y entre los talleres se destacó  el de los Figueroa.
El arte del siglo XIX estuvo signado por la expedición Botánica. José Celestino Mutis impuso la observación directa de la naturaleza, incentivando el dibujo preciso como medio de plasmar las plantas. Entre los principales artistas que surgieron de la Expedición Botánica se encuentran Antonio García del Campo (1744-1814), pintor del virrey Antonio Caballero y Góngora y de José Celestino Mutis, Pablo Caballero, Salvador Rizo, Francisco Javier Matiz,  Mariano Hinojosa, Juan Francisco Mancera y Félix Sánchez.
Durante la independencia se impuso como característica en el arte el retrato en miniatura; la imagen del héroe sirvió como instrumento de propaganda y de lucha. Uno de los mejores miniaturistas de la época fue Pio Domínguez (1780-1861).
En lo relacionado con el grabado, las casas de moneda sirvieron como preámbulo a la utilización de la técnica, Francisco Benito de Miranda grabó en cobre una versión de la Divina Pastora; las imágenes impresas estaban destinadas a ilustrar novenas. El primer grabador nacido en tierras americanas fue Anselmo García Tejada, cuya obra más conocida es la imagen de Nuestra Señora de la Peña.
El caricaturista más conocido de la época fue el español José María Domínguez Roche (1788-1858), sus figuras unas eran rechonchas y otras alargadas.
En la segunda mitad del siglo XIX se crearon algunas escuelas académicas para formación de artistas, entre las que vale destacar la escuela Vásquez creada por decreto del gobierno y la escuela Gutiérrez, de carácter privado, fundada y dirigida por el pintor mexicano Felipe Santiago Gutiérrez, donde enseñó gratuitamente dibujo y pintura. Uno de los sobresalientes fue Alberto Urdaneta Urdaneta, dirigió la escuela de Bellas Artes.
En la geometría se destacan Manuel Hernández y Carlos Rojas, el primero consigue el semblante de la agitación, el segundo trabaja las líneas rectas.
En la cerámica se destacan Gloria Duncan, Ronald Duncan y Cecilia Ordóñez.
Entre los artistas más recientes se mencionan los nombres de Lorenzo Jaramillo, Luis Fernando Roldán, León Trujillo, Danilo Dueñas, José Antonio Suárez, Cristina Llano, entre otros.
La escultura encuentra un nombre propio en Edgar Negret (1920), Eduardo Ramírez Villamizar (1923) y Feliza Bursztyn (1933-1983).  Internacionalmente el artista más conocido es Fernando Botero; en el  X salón de artistas colombianos recibe la medalla de plata por su pintura Contrapunto. El lenguaje de Botero expresa libertad de las proporciones.
Colombia cuenta con más de 50 museos en todo el país, que guardan diferentes periodos de nuestra historia y
de nuestras artes. Se mencionan los siguientes Santafé de Bogotá, Museo del Oro, posee la más importante colección de orfebrería del mundo, alberga más de 33000 piezas de oro precolombino, Museo Casa del Marqués de San Jorge, guarda la mayor muestra de arte precolombino, Museo de Arte Colonial, es una joya de la arquitectura hispanoamericana, guarda unas 170 obras de los pintores coloniales Gregorio Vásquez de arce y Ceballos y los Figueroa; posee también platería, imaginería y mobiliario del siglo XVII, Museo de Arte Moderno, reúne la más completa colección de arte contemporáneo del país, regularmente presenta importantes exposiciones de artistas nacionales e internacionales. Museo de Trajes Regionales, reúne una importante muestra de trajes típicos  de las diferentes regiones colombianas, entre otros.
En cuanto a la literatura colombiana se inauguró con un largo periodo romántico. En la primera generación  se destacan tres excelentes poetas: Julio Arboleda (1817-1861), José Eusebio Caro (1817-1853) y Gregorio Gutiérrez González (1826-1872).
En prosa narrativa se impuso el cultivo del costumbrismo. Destacan José Caicedo Rojas, José Manuel Groot, Eugenio Díaz (1804-1865) y José María Vergara y Vergara (1831-1872) y Manuel Marroquín (1827-1895). En la segunda generación destacan Epifanio Mejía (1838-1910), Joaquín González Camargo (1805-1886) y sobre todo Rafael Pombo (1833-1912), considerado como uno de los mejores poetas del romanticismo hispanoamericano. El modernismo cuenta en Colombia con un gran precursor José Asunción Silva (1865-1896), el modernista más conocido dentro y fuera del país, entre otros.
Los poetas “centenaritas” (llamados así por su alusión a las efemérides del centenario de la independencia), como Miguel Rasch Isla, Eduardo Castillo y Carlos García Prada, se inspiraron en el propio patrimonio nacional. La mejor prosa de esta época prosiguió la arraigada tradición costumbrista, con narradores como Francisco De Paula Rendón y sobre todo Tomás Carrasquilla (1858-194). Mayor éxito de público obtuvo en su momento la única novela de José Eustasio Rivera 1888-1928)  La vorágine. La literatura  contemporánea con la renovación vanguardista se inició en Colombia a finales de  la década de 1920 por obra de León de Greiff, Jorge Zalamea y el futuro presidente de la República Alberto Lleras Camargo, entre otros. En nivela destaca sobre todo la figura
de Gabriel García Márquez, a quien se debió en buena parte el éxito internacional de la narrativa Hispanoamérica tras la publicación de su novela Cien años de Soledad (1907). En 1982 recibió el premio Nobel de literatura.
Otros novelistas destacados Álvaro Samudio, Manuel Mejía Vallejo, entre otros.




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IMPORTANCIA DE LA CULTURA






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