COLOMBIA
UN PAIS DE DIVERSIDAD CULTURAL
Colombia se caracteriza por
ser un país de regiones con marcados rasgos que se explican a partir de
variaciones topográficas y que se traducen en formas distintas de relacionarse
con el territorio y de expresarse culturalmente.
La cultura Colombiana es el
producto de la mezcla racial de los
indígenas, de los blancos europeos, en especial llegados de España, y de los
africanos traídos por los conquistadores. La consecuencia de la mezcla fue un
país multiétnico con culturas y rasgos diferentes de acuerdo a cada
región. En la región Andina predomina la
herencia indígena, europea y africano. La región del Pacífico se caracteriza
por las culturas negras e indígenas puras. Podríamos hablar de una variedad de
razas que consiguen vivir en armonía respetando las tradiciones ancestrales.
Nuestro país es un mosaico
étnico que se refleja en su cultura y folklore. Las diferentes raíces
indígenas, españolas y africanas han producido interesantes fusiones en todas
sus expresiones artísticas.
Los colombianos tenemos
nuestra propia cultura que se manifiesta en diversas costumbres y tradiciones
que se reflejan en las manifestaciones folklóricas en distintos campos como la
música, la danza, la comida, la literatura, la medicina, la arquitectura, las
bebidas, los trajes, las leyendas, y hasta nuestras maneras de reír, llorar,
tener miedo, morir, vivir y amar. Los anteriores lazos de unión nos
proporcionan identidad como colombianos y nos hacen sentir que somos parte del
país. Esta diversidad constituye una de nuestras principales riquezas.
El folklore de Colombia es
dinámico y cambia con el tiempo, pero no damos saltos súbitos como pretenden
muchos, sacrificando la tradición y la autenticidad. En éste se establecen 4
ramas que son: el literario, el musical, el coreográfico y el material o
demosófico, es muy rico por la variedad de
manifestaciones de cada una de sus regiones ya que poseen características
folklóricas propias. Entre las expresiones se distingue el baile o danza y la
música, entre ellas tiene: bambuco, ritmo musical y también baile de la región central del
país, su origen exacto no se sabe a ciencia cierta, algunos opinan que es de
procedencia arábiga, otros que sus raíces se encuentran en la música negra, es
llena de paradojas y diversidad de matices, que le proporcionan un sentido
criollo y una gran capacidad emocional. El Torbellino, pertenece principalmente
a los departamentos de la región central del país, es un recurso musical
mediante el cual se valen los cantores del pueblo para hacer picantes alusiones
con la inclusión del requinto, en los departamentos cafeteros, el torbellino
gana en armonía. La guabina, se ritmo musical corresponde a la región Andina,
pero alcanza máxima expresión en los departamentos de Tolima, Santander y
Boyacá, el ritmo parece ser uno solo, pero el fraseo musical varía
completamente la armonía, su canto acompaña a los campesinos en la colección de
cosechas. El pasillo, es ritmo del altiplano que permite una expresión muy
rítmica por sus compases y romántica en
el clamor de su letra, tiene variaciones en la cadencia y el ritmo, puede ser una
súplica, generalmente de amor, y una tinada alegre y fiestera. El Bunde,
armonía musical perteneciente exclusivamente al departamento de Tolima, es una
combinación de ritmos, que recibe compases de bambucos, valses, pasillos que
concatenadamente constituyen armoniosamente un pasaje. La Cumbia, uno de los
ritmos más internacionales de Colombia, parece ser que su origen sea africano,
como baile representa uno de los ritmos más cadenciosos, como música constituye
un hermoso lenguaje armónico, tiene su asiento principal en la costa norte
colombiana.. El Vallenato, representación netamente musical, su interpretación
muestra 4 variantes, paseo, merengue, son y puya, las cuales son vertidas
musicalmente a través de su instrumento básico: el acordeón, se cultiva en la
costa Atlántica, principalmente en los departamentos de Cesar y la Guajira. El
mapalé, un ritmo cadencioso y violento en sus movimientos, la música es
interpretada con pocos instrumentos de los que prevalecen los de percusión: la
danza es casi un ritual erótico que simboliza el extrañamiento por la tierra
dejada, es muestra del folklore de la costa Pacífica. El joropo, representación
de la música llanera, la cual es compartida con Venezuela, su origen no está
determinado; se interpreta con tres instrumentos básicos: arpa, capachos y
cuatro, musicalmente es una tinada que busca expresar los sentimientos del
llanero a su tierra, a la cual manifiesta sentido de pertenencia, el baile
reproduce ese sentimiento en movimientos armónicos especialmente realizados con
los pies.
El arte en el periodo precolombino
es rico en expresiones artísticas, contribuye un proceso colectivo en cada
cultura. La estética en cada caso depende de los valores inmersos al interior
de las tribus, de los medios utilizados, la técnica y las habilidades propias.
No se caracterizó por grandes construcciones, ni por un arte público, sino más
bien por las manifestaciones orfebres pequeñas y las relaciones míticas,
prevaleciendo las construcciones geométricas. La relación entre arte y religión
aparece como natural, buscando que el concepto por representar se plasme
fielmente en la figura representada.
Por ejemplo la cultura de
San Agustín utilizó de manera eficaz la piedra como medio de expresión tanto
cultural como artística, caracterizándose su estatuaria por la simetría, figurad
monolíticas que alcanzan 5 m de altura, algunas presentan rasgos de ferocidad y
otras de dulzura. La cerámica san agustiniana prevalece en forma, desechando la
línea.
El periodo colonial se
caracterizó en el arte por el predominio
de talleres, los cuales pertenecían a familias, gremios o grupos de amigos, que
conservaban el conocimiento como propio, fuera del cual no era difundido, el
arte tuvo un carácter particular basado en pautas coloniales que lo convirtió
en un folklorismo denominado costumbrismo. con la instalación del virreinato de la Nueva
Granada en 1717, se dio inicio en el arte a la etapa del retratismo. El
principal pintor de la colonia fue Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y entre
los talleres se destacó el de los
Figueroa.
El arte del siglo XIX estuvo
signado por la expedición Botánica. José Celestino Mutis impuso la observación
directa de la naturaleza, incentivando el dibujo preciso como medio de plasmar
las plantas. Entre los principales artistas que surgieron de la Expedición
Botánica se encuentran Antonio García del Campo (1744-1814), pintor del virrey
Antonio Caballero y Góngora y de José Celestino Mutis, Pablo Caballero,
Salvador Rizo, Francisco Javier Matiz,
Mariano Hinojosa, Juan Francisco Mancera y Félix Sánchez.
Durante la independencia se
impuso como característica en el arte el retrato en miniatura; la imagen del
héroe sirvió como instrumento de propaganda y de lucha. Uno de los mejores
miniaturistas de la época fue Pio Domínguez (1780-1861).
En lo relacionado con el
grabado, las casas de moneda sirvieron como preámbulo a la utilización de la
técnica, Francisco Benito de Miranda grabó en cobre una versión de la Divina
Pastora; las imágenes impresas estaban destinadas a ilustrar novenas. El primer
grabador nacido en tierras americanas fue Anselmo García Tejada, cuya obra más
conocida es la imagen de Nuestra Señora de la Peña.
El caricaturista más
conocido de la época fue el español José María Domínguez Roche (1788-1858), sus
figuras unas eran rechonchas y otras alargadas.
En la segunda mitad del
siglo XIX se crearon algunas escuelas académicas para formación de artistas,
entre las que vale destacar la escuela Vásquez creada por decreto del gobierno
y la escuela Gutiérrez, de carácter privado, fundada y dirigida por el pintor
mexicano Felipe Santiago Gutiérrez, donde enseñó gratuitamente dibujo y
pintura. Uno de los sobresalientes fue Alberto Urdaneta Urdaneta, dirigió la
escuela de Bellas Artes.
En la geometría se destacan
Manuel Hernández y Carlos Rojas, el primero consigue el semblante de la
agitación, el segundo trabaja las líneas rectas.
En la cerámica se destacan
Gloria Duncan, Ronald Duncan y Cecilia Ordóñez.
Entre los artistas más
recientes se mencionan los nombres de Lorenzo Jaramillo, Luis Fernando Roldán,
León Trujillo, Danilo Dueñas, José Antonio Suárez, Cristina Llano, entre otros.
La escultura encuentra un
nombre propio en Edgar Negret (1920), Eduardo Ramírez Villamizar (1923) y
Feliza Bursztyn (1933-1983).
Internacionalmente el artista más conocido es Fernando Botero; en
el X salón de artistas colombianos
recibe la medalla de plata por su pintura Contrapunto. El lenguaje de Botero
expresa libertad de las proporciones.
Colombia cuenta con más de
50 museos en todo el país, que guardan diferentes periodos de nuestra historia
y
de nuestras artes. Se mencionan los siguientes Santafé de Bogotá, Museo del
Oro, posee la más importante colección de orfebrería del mundo, alberga más de
33000 piezas de oro precolombino, Museo Casa del Marqués de San Jorge, guarda
la mayor muestra de arte precolombino, Museo de Arte Colonial, es una joya de
la arquitectura hispanoamericana, guarda unas 170 obras de los pintores
coloniales Gregorio Vásquez de arce y Ceballos y los Figueroa; posee también
platería, imaginería y mobiliario del siglo XVII, Museo de Arte Moderno, reúne
la más completa colección de arte contemporáneo del país, regularmente presenta
importantes exposiciones de artistas nacionales e internacionales. Museo de
Trajes Regionales, reúne una importante muestra de trajes típicos de las diferentes regiones colombianas, entre
otros.
En cuanto a la literatura
colombiana se inauguró con un largo periodo romántico. En la primera
generación se destacan tres excelentes
poetas: Julio Arboleda (1817-1861), José Eusebio Caro (1817-1853) y Gregorio
Gutiérrez González (1826-1872).
En prosa narrativa se impuso
el cultivo del costumbrismo. Destacan José Caicedo Rojas, José Manuel Groot,
Eugenio Díaz (1804-1865) y José María Vergara y Vergara (1831-1872) y Manuel
Marroquín (1827-1895). En la segunda generación destacan Epifanio Mejía
(1838-1910), Joaquín González Camargo (1805-1886) y sobre todo Rafael Pombo
(1833-1912), considerado como uno de los mejores poetas del romanticismo
hispanoamericano. El modernismo cuenta en Colombia con un gran precursor José
Asunción Silva (1865-1896), el modernista más conocido dentro y fuera del país,
entre otros.
Los poetas “centenaritas”
(llamados así por su alusión a las efemérides del centenario de la
independencia), como Miguel Rasch Isla, Eduardo Castillo y Carlos García Prada,
se inspiraron en el propio patrimonio nacional. La mejor prosa de esta época
prosiguió la arraigada tradición costumbrista, con narradores como Francisco De
Paula Rendón y sobre todo Tomás Carrasquilla (1858-194). Mayor éxito de público
obtuvo en su momento la única novela de José Eustasio Rivera 1888-1928) La vorágine. La literatura contemporánea con la renovación vanguardista
se inició en Colombia a finales de la
década de 1920 por obra de León de Greiff, Jorge Zalamea y el futuro presidente
de la República Alberto Lleras Camargo, entre otros. En nivela destaca sobre
todo la figura
de Gabriel García Márquez, a quien se debió en buena parte el
éxito internacional de la narrativa Hispanoamérica tras la publicación de su
novela Cien años de Soledad (1907). En 1982 recibió el premio Nobel de
literatura.
Otros novelistas destacados
Álvaro Samudio, Manuel Mejía Vallejo, entre otros.
MAPA
MANIFESTACIONES CULTURALES DE COLOMBIA
LINEA DE TIEMPO
IMPORTANCIA DE LA CULTURA
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